Mi centro

Cuando descubro cuál es mi verdadero centro y vivo en él,

me unifico a ti, padre

iniciando la vida plena y feliz,

orbitando en la máxima potencialidad de mi yo soy

cobijándome y saciándome de ti

esfera energética acoplada a la armonía vital del universo.

Solo aquí

Allí, en el horizonte que contemplo, allí es donde necesito ubicarme para poder vislumbrar la totalidad viviendo lo que verdaderamente soy en plenitud, la dualidad que me contradice, paradoja de mi ser, yo y mi disolución en el misterio.

Es ese el punto de intersección de la cruz, en donde converge todo el sufrimiento de la tierra.

Sólo aquí, es donde este dolor se reconforta por la verticalidad eterna de sentirnos uno porque el resto es efímero y muere.

Sólo aquí, podremos vivir en la alegría a pesar de sentir que nuestro corazón se encuentra crucificado por el sufrimiento universal.

Solo aquí, podremos mirar de manera compasiva al prójimo.

Mi celosía

Veo el despertar a través de la celosía. Y la naciente luz juguetea con ella atravesándola buscando el placer de reflejarse en mis azulejos. ¡Es tan fascinante verla ya cada día recrearse sobre el liso beige!. Hacerse notar sutilmente para que yo pueda reconocerla en su repiqueteo. Porque se inició de tal manera, que al principio no me era posible reconocerla. Estaba tan ofuscada en mis propios propósitos y la determinación exorbitada por conseguirlos, que me aturullaba tanto que no me permitía disfrutar de su presencia.

Desde que he tomado conciencia de esto, me afano con ahínco en trabajar la paciencia, la tolerancia, la escucha, la compasión, la comprensión, el descanso intermitente que me permita permanecer en atención plena y la quietud necesaria para poder compartir con los demás sus propios propósitos colocándolos en importancia al mismo nivel que los míos.

También me afano en desdramatizar lo que me ocurre descentrándome en el todo, posibilitándome tomar perspectiva para no desvirtuar la realidad ni introducirme en mis fantasías o en mis delirios. También me afano en equilibrar mis prontos tormentosos que luchan para instalarse en mi trágica mente. Trabajo con afán para ser dueña de mi mente y mis emociones siendo la conciencia despierta que los contempla, que los aconseja y que los endereza.

Y tanto que estoy aplicándome en todos estos objetivos (ya empiezo de nuevo con mi atropellada determinación), que he empezado a dilucidarte Padre.

Porque ¿ No eres tú, esa luz que nace cada día y atraviesa mi celosía?

¿No eres tú, toda la belleza que espera ser descubierta en todos los rincones de la tierra?

Y ahora que creo que puedo vislumbrarte cada amanecer…

deseo que sigas expandiéndome…

Yo soy tú

Desnuda ya, abro la puerta

y puedo ver tu luz sin deslumbrarme y sin desaparecer en ella

porque ya tengo la consistencia que necesito para que tú seas en mí.

Porque yo soy eso

y no lo que creía ser tras ella.

He soltado todo aquello que me impedía sentirte en plenitud

trascendiendo lo que he ido encontrando en el camino.

Aquí permaneceré iluminada por ti viviendo en la tierra tras la puerta celeste ya abierta para siempre.

Empezaré a amarte…

Empezaré a amarte realmente cuando ya no te necesite

cuando no te utilice para obtener algo que me falta a mí

cuando aprenda a amarme a mí misma.

Empezaré a amarme cuando al conocerme a mí misma acepte toda mi imperfección y no la reniegue ocultándola tras mi personaje perfecto en busca de ser amada, aceptada y admirada,

Cuando no tenga miedo a errar haciendo las cosas tan bien como yo deseo. Ese temor consciente o inconsciente que me paraliza y que me boicotea constantemente incluso en sueños, diciendo que aún no estoy preparada para llevar a cabo aquello que deseo.

Cuando me perdone todos los errores cometidos en el pasado, una vez buceado en la película de toda mi vida;

Entonces,

Podré avanzar en el camino en humildad y plenitud junto a los demás dando realmente mi amor preparada ya para recibir en equidad el amor de los demás.

En ese momento,

me podré relacionar en el equilibrio feed back de aceptar y respetar los límites pedidos por los demás y expresar a los demás mis necesidades y límites,

porque ya podré sostenerme sola, porque ya me habré enraizado profundamente en mí, porque ya habré endurecido mi tronco con muchas capas concéntricas que protegerán mi esencia sin que impidan ser recorrida y saciada por ella, porque la humildad me habrá desenmascarado de la caricatura de mi vanidoso ego bajándome de su pedestal y podré ser espectadora fiel de mis propios comportamientos ridículos y grotescos permitiéndome así re- humanizarme entrando en el campo rojo de amapolas de la empatía, la paciencia y la tolerancia.

Los muertos

¡Me perdí tantas veces hasta que descubrí la tierra de los muertos!

Allí lo comprendí todo y la paz inundó mi corazón. Logré reconciliarme con lo que yo había elegido recorrer bendiciéndolo de manera sincera sin autoengañarme como hasta ahora había vivido.

Desde que llegué aquí y entablé relaciones estables con ellos, vivo mi verdadera realidad. La misma que reside en ellos. Porque fueron ellos la que me la desvelaron. Ellos fueron mis maestros adentrándome en el misterio en comunión con ellos.

Yo me iba poco a poco impregnando de su sabiduría que había permanecido bajo la tierra esperando mi llegada para que la extrajera y la integrara.

Desenterrarla como se desentierra un tesoro que permanece siglos oculto.

Aunque ellos no podían articular palabra alguna, no me hacía falta; solo al sentir sus presencias fantasmales era tal mi excitación que todo mi cuerpo vibraba con ellos siendo parte de su propia historia. Mi recipiente material se engrandecía a extremos desorbitados sintiéndome ser una esfera infinita con todos ellos en mí. Sentía sus amables sonrisas permitiéndome entrar en sus hermosas casas, todas ajardinadas, con flores de intensos colores, enormes ventanales penetrando los rayos de sol en su interior.

En esos sagrados momentos, la muerte y la vida habitaban reconciliadas en mi corazón. Ellos me ayudaron. Aunque tardé bastante tiempo en experimentarlo. Para ello, una y otra vez compartíamos veladas colmadas de cervezas y risas cómplices comprometidas e indescifrables repletas de símbolos.

Ellos eran felices cuando yo estaba presente. Mis amigos los muertos me comprendían estando ya ausente en ellos sus idealizaciones. Cada encuentro me iluminaba. Siendo y no siendo al mismo tiempo, vida y muerte a la vez. Ellos y yo al mismo tiempo. Ese era el misterio. Y regresaba a mi casa reconciliándome con mi soledad.

No existe ninguno de ellos que una vez conocida su historia no permanezca dentro de mí aportándome su cristalino para ampliar mi visión. Ya son muchos de ellos los que miran desde mi interior expandiendo mi conciencia a sus propios universos vividos. Y me expando a mundos inexplorados confiando que ellos me acerquen al misterio del uno.

Y junto a ellos rezo cada día esta plegaria:

Aunque sé que no podré en vida descubrirte

también sé que buscándote podré vivir más cerca de ti

¡Oh, misterio!

Dame la confianza y la valentía para adentrarme en la oscuridad de la vida y de la muerte.

El lugar más sagrado del templo

Existe un sitio en tu templo que es solo tuyo y de nadie más. El más sagrado. Es solo para ti. No sería viable que dejaras entrar a nadie más que a ti mismo, porque si lo haces, se adueñará de ti quien entre. No saldrá jamás . Y si la persona que penetra no es la adecuada y en su esencia solo hay maldad, quedarás atrapado con sus cuerdas siendo su marioneta. Ni tus manos, ni tus piernas ni tu cabeza podrán escapar de sus órdenes. Alerta debes estar. Con un infinito esfuerzo lograrás zafarte de él cortando sus cuerdas, pero ya, su imagen quedará tatuada con su sangre en tu piel. Esta será tu cruz si alguien pleno de maldad ha entrado en él.

El conectar con el alma hace que se desee compartirla por completo con todos abriendo el corazón de par en par. Esta actitud órfica sin límites es inmadura e infantil. Como la flor de loto, el alma es la belleza extrema, la sensibilidad espiritual de ser. Por eso, necesitamos saber que nivel de apertura anímica es la adecuada en cada momento de nuestra vida para poder sobrevivir.

Esto no quiere decir que cerremos nuestro corazón de par en par. Sino que las compuertas de nuestro cielo la abramos solo para aquellas personas que a través de nuestro discernimiento veamos que puedan ser capaces de percatarse de la belleza que existe en nuestro interior y que la respetarán por completo. El grado de apertura nos lo dará también nuestro discernimiento. Necesitamos tener presente que cada uno tiene un lugar reservado para sí mismo en su propio templo, el más sagrado en donde nadie puede acceder. Necesitando para ello la atención plena en todo momento.

El velado y el para qué

Vivimos en nuestra propia interpretación de la realidad y a medida que expandamos la conciencia vamos viendo esto y que nuestra versión no es la única. Hay tantas versiones como seres somos y cada uno vela con su propio inconsciente que es el que lleva el timón de nuestra justificación vital negando aquello que no nos gusta de nosotros proyectándolos en los demás y negando la capacidades propias de aquello que nos gusta de los demás y que no somos capaces de ver en nosotros. Descubrir nuestros verdaderos mecanismos, nuestros verdaderos fines, PARA QUÉ hacemos las cosas realmente, nos permitirá tener una visión menos sesgada viendo nuestras verdaderas intenciones y seremos menos manipulables por los demás y al mismo tiempo, manipularemos menos a los demás. Es el comienzo del autoconocimiento. Dejaremos de idolatrar porque sentiremos que somos iguales y al mismo tiempo diferentes, con la certeza que, de lo que me percato del otro, lo tengo para bien o para mal y este es mi propio trabajo de crecimiento. Cada uno tiene el suyo, caminamos en igualdad, no hay nadie superior o inferior. Puede ser que algunas personas estén más evolucionadas, pero eso no la hacen superiores a los demás. Si el ser que se cree evolucionado se siente superior y trata a los demás a ese nivel, debería plantearse esa creencia errónea y debería iniciar de nuevo el proceso porque no ha entendido nada de nada.

La soberbia de la nueva era de hombres deslumbrados por su propia luz imposibilita ver su propia oscuridad, para poder limpiar su lámpara, para alcanzar la pureza de su alma. Necesitamos apartarnos de la posible soberbia y desde la humildad y por la misericordia a nosotros mismos amarnos tal como somos con toda nuestra oscuridad. Conocerse a uno mismo viendo en cada momento nuestras verdaderas intenciones, nuestros verdaderos para qué, nos bajará del pedestal, nos humanizará, nos empatizará con los demás y nos posibilitará caminar por el sendero de nuestra purificación para poder sentir a nuestro ser espiritual. Vivimos en una continua elección de pensamientos y de acciones. Y en cada una de ellas tenemos la oportunidad de acercarnos a nuestro espíritu o alejarnos de él. Cada momento es crucial. Necesitamos la atención plena en cada pensamiento y en cada obra para elegir desde nuestro espíritu y no desde nuestra oscuridad. Porque somos la posibilidad de ser nuestra oscuridad y de ser el espíritu en nosotros. Y así, poco a poco, si estamos alerta el espíritu descenderá en plenitud sobre nosotros y habitará en todos los puntos de la tierra.

¡Oh, padre!

Ábreme la conciencia a todo aquello que en mí me aleja de ti

¿ Cómo podré recibirte y contenerte si no me vacío de mi oscuridad?

Con ella en mí, no tendré espacio material para cobijarte.

Necesito entonces retirar en mí todo aquello que no eres tú.

Idolatría

Tendemos a idolatrar sin valorar el poder interior propio. Sin darnos cuenta que lo que se idolatra ya lo tenemos aunque dormido en nuestro interior. Solo necesitamos reactivarlo para poderlo expresar despertando a lo que nuestro yo es. Cuando dejemos de hacerlo, nuestro pilar se engrandecerá para ser igual a lo que idolatramos, porque podremos hacerlo germinar en nosotros. La idolatría crea dependencia a ella y nos pone en la posición de sumisión ante sus deseos debilitándonos. Nada nos hace más feliz que hacer feliz al ser idolatrado. Nada nos hace más feliz que el ser idolatrado nos dedique parte de su tiempo. Nada nos hace más feliz que el ser idolatrado nos tenga en cuenta.

Y en el juego de las idolatrías las manipulaciones son muy frecuentes. Alerta necesitamos estar por la posibilidad de entrar en grupos sectarios donde se mueven a nivel piramidal. La necesidad humana innata de pertenecer a un grupo y ser reconocido por el mismo juega un papel importante en cualquier grupo sectario.

Si nuestro pilar como persona individual no está fortalecido, el que desee manipularnos dentro del grupo podrá hacerlo inversamente proporcional a la consistencia del mismo. Es decir, a mayor consistencia, menor manipulación, menor dependencia y mayor salud en las relaciones en equidad.

El juego de la idolatría empodera al idolatrado a distintos niveles, que en grados extremos se les llega a divinizar. Los más próximos o favoritos de éste adquieren también poder. Así se inicia la pirámide de poderes y la consiguiente pirámide de favores. La diferencia entre los favorecidos, los más próximos al idolatrado y los desfavorecidos que serán aquellos que el idolatrado decida por alguna causa distanciarlo del grupo (acrecentando enormemente su poder) determina qué nivel de poder tienes dentro de la pirámide. Así el poder se va acentuando en unos y disminuyendo en otros.

No hace falta irnos al caso más extremo, las sectas; porque en general, en cualquier grupo de cualquier tipo existe una jerarquía y esto origina la pirámide que va originando la diferencia de poder. Y en menor o mayor escala, siempre se juega en esa pirámide donde se crea el poder de unos y la dependencia de otros, porque el que está más arriba puede decidir quien se puede favorecer o perjudicar debajo de su nivel. Eso es el poder.

Por tanto:

NO,

A LA IDOLATRÍA, NO AL ABUSO DE PODER Y NO A LA DEPENDENCIA DE PERTENENCIA A CUALQUIER GRUPO.

Y

SI,

A LA LIBERTAD DE SER CADA UNO LO QUE ES RESPETANDO A LOS DEMÁS QUE SEAN LO QUE SON Y SI A LA EQUIDAD DE TODOS EN CUALQUIER GRUPO O EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA VITAL.

La cosificación y los enemigos

Hay seres que cosifican a los demás para beneficiarse manipulándolos emocionalmente . Y hay seres, que dan sin esperar nada a cambio, sin darse cuenta que su alma se deseca. Son los dos extremos en el abanico infinito de posibilidades del comportamiento humano. Y peligro de muerte si se encuentran estos dos extremos por el camino.

* El dar sin límites y no recibir nada a cambio tiene consecuencias casi irreparables.

Igual que el cuerpo físico necesita comer para obtener la energía para vivir; el alma, necesita alimentarse de energía psíquica para vivir, porque si no la recibe, muere de extenuación. Por eso, el idealismo de la posibilidad de dar sin recibir aquí en la tierra no es viable. Una vez muertos podremos darnos sin límites, aquí, necesitamos los límites para conseguir un equilibrio entre el dar y el recibir que nos permita que el alma no muera. La misericordia de la Jesed es posible en la tierra si se protege con la severidad de la Geburáh.

* El pragmático cosifica a los demás para obtener beneficios emocionales, energéticos o físicos( económicos o sexuales).

Con independencia de nuestras acciones siempre tendremos enemigos. Hay de dos tipos. Los que se manifiestan y lo expresan con su mirada y con sus actos. Y los que son como el lobo-abuela de caperucita roja. En el segundo caso, es difícil distinguirlos. Solo una atención plena, nos despertará de sus verdaderas intenciones antes que nos coman con sus enormes bocas.

Necesitamos discernir quien es nuestro enemigo y qué tipo de manipulación ejerce sobre nosotros. Al percatarnos que una persona es nuestro enemigo necesitamos por el amor a nosotros mismos alejarnos de ellos. Permanecer en el lugar donde nos pueden hacer daño emocional, físico o de cualquier índole es masoquismo y faltarnos el respeto, no cuidarnos . Somos templos sagrados y nuestro fin es cuidarlo amorosamente. Por eso, un idealismo extremo donde se crea que es posible permanecer conviviendo amorosamente con nuestros enemigos, que conseguiremos algún día su amor, no es viable. Si no podemos alejarnos del peligro, la evitación, la indiferencia y solicitar ayuda externa y de la justicia es nuestra opción. La verdadera justicia consigue nivelar la balanza.

La ceguera inconsciente nos hace negar aquello que vemos y no queremos ver porque no podríamos sostener esta realidad dolorosa: cualquier ser que es querido y que es un verdadero enemigo. Necesitamos despertar a esta realidad y tener el valor suficiente para cuidarnos de ellos. La necesidad inconsciente de amor que tenemos todos y el miedo consciente o inconsciente a perder a ese ser, nos juega estas malas pasadas, y vamos justificando al enemigo que tenemos en casa o en las proximidades.

En nuestra ceguera inconsciente, los enemigos que más quieres serán los más peligrosos. Ellos saben de nuestra dependencia y jugarán a darnos en cuentagotas para que nuestra agonía de recibir su limosna sea permanente y nunca muera nuestro deseo. Y así consiguen que, en el momento que recibamos sus desperdicios plenos de podredumbre, seremos inmensamente felices y agradecidos justificando sus anteriores actos manteniendo en nosotros viva la esperanza de su posible cambio de actitud . Y continuará así, el siguiente capítulo de nuestra historia interminable de autodestrucción masoquista inconsciente hasta que tomemos cartas sobre el asunto.